De todas estas bandas y solistas, Klaus Nomi mereció una especial atención por sus montajes en el escenario estilo cabaret y su caracterización de drag queen intergaláctico, forrado con ropas de piel a blanco y negro, sombras rojas en los ojos, hombreras futuristas y peinados de clown gótico.
Sostiene que a diferencia de Estados Unidos y otros países en los que es poco conocido, el público europeo toma más en serio a este hombrecillo que en una década pasó de la Ópera de Berlín a convertirse en uno de los principales intérpretes del New Wave, junto con David Bowie, y el “post punk” a la par de Nina Hagen.
Al hacer un recuento de la repercusión que tuvo Klaus Nomi, nombre artístico de Klaus Sperber, Andrew Horn acepta que es mucho más aceptado en el público francés. “Entre los productores de ópera en Francia califican las interpretaciones de Nomi como algunas de las más impresionantes del siglo XX, idea que nadie ha tratado de contradecir”, sostiene Horn. Con Nomi el New Wave encontró un estandarte de ruptura moral y sexual.
Y es que en su corta carrera, este cantante rescató las piezas del barroco inglés para adaptarlas al estilo del punk sintético. “En Alemania, aparecía en la portada principal del suplemento dominical de Die Zeit, uno de los periódicos más serios del país”, recuerda Horn, quien también dice que Nomi perteneció al “destape europeo” de los 70.
El periódico Liberation de Francia calificó a Nomi como una combinación de “criatura asexuada y un clown, atrapada en el cuerpo de un extraterrestre, el hijo amado de María Callas y Elvis Presley”.
“Por desgracia, Klaus no vivió para ver los alcances a los que llegó, hasta convertirse en la imagen de una ruptura moral y sexual”, lamenta Horn.
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