Desde comienzos del siglo XX han proliferado las revistas juveniles y convirtieron muchas de ellas en cauces de inquietudes renovadoras y siendo portavoces de la modernidad. Hoy, como ayer, las novedades que los jóvenes reciben o quieren transmitir lo han sido a través de revistas que nacieron al calor del entusiasmo y alentadas por las urgencias estéticas más diversas. Han proliferado en ámbitos suburbanos insospechadas manifestaciones culturales fruto de la creatividad de jóvenes que me limito a citar, pues son muchos, incluyendo a los fanzines o magazines de gente emprendedora, de maquetación muy creativa, sucesores en cierta medida de las revistas contra-culturales de los 60 y 70. 
El cordón umbilical de todos ellos es, además de los títulos rompedores, el predominio de las imágenes del comic y del cine así como el contenido reivindicativo y alternativo. Sirvan estas breves reflexiones como preámbulo al interés que el estudio de las revistas culturales ha tenido y que aguarda en la historiografía artística y literaria de España la creación y trasmisión de la cultura más viva que deja ya nuestro finado siglo y cuya continuación cultural sigue hoy día, cohabitando con el imperio visual de los suplementos dominicales de las principales empresas periodísticas.
Manuel García Guatas
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