
Para crear sus obras de gran tamaño sólo necesita empapar los dedos y acariciar el lienzo o lanzar la pintura en pegotes. No usa herramientas para explorar con precisión la anatomía masculina, los músculos en tensión, las extremas expresiones faciales y la piel fibrosa que exhiben sus personajes, que podrían tratarse del mismo hombre una y otra vez: "Representar siempre el mismo tema elimina el tema, evita que te preguntes quiénes son ellos y te preguntes más por lo que pasa. No hay protagonistas, sino sentimientos, curiosidad natural".

Troilo —artista autodidacta, dibujante "desde los cuatro años" y pintor a tiempo completo desde que en 2005 decidió utilizar sólo los dedos— utiliza exclusivamente el blanco y el negro, difuminándolos para construir sombras y crear profundidad. No contempla introducir otros tonos porque "entre el blanco y el negro puedes encontrar todos los demás" y debe ser el espectador el que fuerce su capacidad imaginativa "para añadir cualquier color".

Aunque los modelos que figuran en todos sus trabajos se parecen físicamente a él, el pintor niega que sean autorretratos. Las escenas de tensión, de cuerpos retorcidos y enfrentamientos físicos simbolizan la batalla que todo ser humano libra mientras existe: "Luchan contra los límites, en la frontera de la piel y las emociones".

De entre sus creaciones más recientes elige como su favoritaGuerra e Pace (Guerra y paz) precisamente por el poder de los personajes enfrentados. Troilo se queda con el detalle de las manos, idénticas pero opuestas, enlazadas en una confusión que parece convertir a los rivales en uno solo: "Es terroríficamente simple, como el filo entre la vida y la muerte".








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